domingo, 6 de marzo de 2011

Los “Progres” o el Retroprogresismo


Progresista es aquella persona o partido político que con sus acciones promueve el progreso. 
Y el progreso de una persona, familia, sociedad o país consiste en estar hoy mejor que ayer y mañana mejor que hoy en uno o varios aspectos de la vida. Así, decimos que un niño que al principio del año sólo sabía las operaciones matemáticas básicas y al final del mismo sabe también operaciones como potenciación y radicación, ha progresado en la escuela; decimos que una familia de 4 personas que vivía en un departamento de dos ambientes y logró mudarse a uno de 4 ambientes, ha progresado en su nivel económico (lo que redunda en una mejor calidad de vida); decimos que una sociedad en la cual había un 87 % de analfabetos (este fue el resultado del primer censo poblacional de la Argentina en el siglo XIX) y luego pasa a tener un 5 % de analfabetismo, ha progresado en su nivel educativo (lo que también redunda en una mejor calidad de vida) y decimos que un país en el cual nadie tiene agua corriente o cloacas, si luego de “x” tiempo el 60 % de la población pasa a tener dichos servicios gracias a las obras de infraestructura necesarias, ha progresado estructuralmente y en la calidad de vida de su gente.

Entonces, para progresar, hace falta: estudiar, esforzarse, trabajar, ahorrar, invertir, seguir capacitándose, seguir esforzándose, seguir trabajando y permitir que el esfuerzo individual que cada ciudadano realiza para él y su familia, redunde en un mejor bienestar general a partir de reglas de convivencia en las cuales el progreso colectivo pueda encontrarse como la sumatoria de los progresos individuales de las personas; resumiendo, en una frase, seguir la enseñanza de José Hernández: “Debe trabajar el hombre para ganarse su pan, pues la miseria en su afán, de perseguir de mil modos, toca a la puerta de todos y entra en la del haragán” (frase a la cual hoy habría que agregarle que cuando la miseria no entra en la casa del haragán porque este disfruta de beneficios repartidos de manera discrecional por el Estado que los obtiene coactivamente de otros ciudadanos no haraganes, eso es consecuencia de que otros trabajaron gratuita e impensadamente para el haragán). 
Esto lleva al retroprogresismo, que no es el progresismo retro; es, mejor dicho, el antiprogresismo, o sea como mínimo el conservadurismo de un status quo y, en realidad un verdadero retroceso logrado de manera colectiva, como sociedad y como nación. No es esto, otra cosa que lo que hemos vivido los argentinos en los últimos 40 años y cada vez acentuamos más. Los que se esfuerzan y pretenden progresar en el concepto clásico de la palabra pierden sus incentivos para hacerlo en función de las políticas supuestamente progresistas de los gobiernos autoritarios, sean democráticamente elegidos o no.
Como el significado de las palabras se cambia desde el Poder de manera obscena (ver nota del Tábano Libre “La Guerra de las Vedette” en  http://eltabanolibre.blogspot.com/2010/11/la-guerra-de-las-vedette.html ), nos han convencido que el actual gobierno es “Progre” y que, políticamente hablando, la izquierda en general es “Progre”. Encima la palabra apocopada queda bárbaro, queda muy bien desde un punto de vista de Marketing y es aplicada también para políticas que están más allá de lo económico, como aquellas que tienden a degradar los valores de una sociedad (hoy ser “Progre” en Argentina también significa permitir que los menores se droguen a la vista de todos o que los delincuentes sean protegidos por la Policía y la Justicia en vez de combatidos por éstos).

Con un pasado inventado y una fortuna personal difícil de explicar, la Presidenta nos enseña todos los días cuánto mejor estamos, por ejemplo porque la Villa 31 ahora es más grande. En el fondo, ¿no se referirán al progreso personal que cada uno de los miembros del poder ha tenido?, o sea, a las mansiones, viajes, aviones, campañas políticas derrochadoras, cuentas bancarias y demás beneficios conocidos, no conocidos e inimaginables de que gozan la Presidenta, su familia, sus amigos, los Moyano con sus empresas y casas, los Pedraza en sus pisos de Puerto Madero, los Jaime, los De Vido, los Cristóbal López, los Igor, los jóvenes advenedizos que sin pasado político ni formativo se apoderaron del poder en el círculo áulico desde que la Presidenta quedó en soledad; al progreso de piqueteros y de los líderes de las mal llamadas organizaciones sociales que hace años viven sin trabajar, de los artistas que rifaron su arte por unos pesos, la aparición en Canal 7 o el subsidio a Productoras propias de imposible desarrollo sustentable “per se”. Seguramente todo esto y mucho más que, por su infinita dimensión no entra en este blog, es lo que hoy significa ser “Progre” en la Argentina.

Sin embargo, los argentinos que por generaciones han trabajado la tierra o cuidado el ganado en los campos como aquellos otros que pueblan las ciudades y han sabido del esfuerzo de sus padres y abuelos italianos o españoles saben perfectamente que Progresismo es Progresar y que un partido político podrá llamarse progresista solamente si entre sus bases y accionar desarrolla el apoyo a una educación independiente y libre con diversidad en su organización y alejada de los discursos únicos estatales, facilita la inversión genuina de verdaderos empresarios (aquellos que arriesgan su propio capital en pos de una visión y no los que usufructúan subsidios y beneficios otorgados por los gobiernos de turno y buscan mercados cerrados para acrecentar sus fortunas a costa de una población más pobre), promueve y defiende el trabajo y el ahorro, otorgándole valor estable a la moneda, lo cual no es otra cosa que permitirle al pobre que ese centavo que pudo ahorrar lo pueda mantener como reserva de valor para volcarlo más adelante a satisfacer sus intereses y necesidades sin que el Estado se quede con el fruto de su esfuerzo.
Entonces, ¿ Cuáles son los partidos políticos que deberían llamarse Progresistas en la Argentina ?, ¿ son los populistas o los de izquierda o los de una derecha prebendaria y corporativa ?, ¿ o tenemos que empezar a pensar que aquellos que apoyan la libertad individual y una menor intromisión estatal en la vida de la gente son los verdaderos Progresistas ?.

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