sábado, 18 de septiembre de 2010

De Sarmiento a Las Leonas


Sarmiento, que no es el horroroso tren que en horroroso estado transporta personas de manera horrorosa, tal vez comparable a la que utilizaban los trenes nazis para transportar  a sus víctimas, sino que es nuestro ilustre Prócer, don Domingo Faustino (y a quien horroroso homenaje le hacen con dicho tren), no solamente es el padre de la educación argentina, venerado en Argentina y en Estados Unidos por su labor, que al darle el saber le ha dado el alma a la niñez, como reza su inmortal himno. También es el impulsor más grande del progreso que tuvo Argentina a través de su genial visión de país y sus innumerables obras y, sobre todo, quien nos enseñó acerca del esfuerzo, la dedicación, la perseverancia, el cumplimiento del deber y tantas otras virtudes que conducen al desarrollo personal y al éxito como Nación.

Las Leonas, acaban de ganar sus segundo campeonato mundial de Hockey y, salvando las distancias con el maestro sanjuanino, también nos han demostrado como los objetivos se logran con esfuerzo, dedicación, perseverancia, cumplimiento del deber y humildad. Así sabemos cómo se entrenaron durante un año a sol y a sombra sin salir en los diarios, cómo dedicaron todas las horas que podrían haber dedicado a sus familias al esfuerzo de lograr una mejor condición física y del juego del equipo, cómo cuando se entrenaban en las instalaciones del Cenard y no contaban con agua caliente para bañarse, a ninguna se le ocurría hacer un piquete y cortar la Av. del Libertador ni tomar las instalaciones de dicho centro, cómo la arquera del equipo, siendo claramente la mejor del mundo, aceptó que el premio lo recibiera la arquera inglesa y solamente declaró su alegría por el título y por el otro premio a mejor jugadora recibido por una compañera, cómo al recibir el premio a mejor jugadora del mundo, Luciana Aymar solamente destacó el esfuerzo y el trabajo del equipo y el apoyo recibido de sus compañeras, y podríamos seguir mostrando paralelismos entre las enseñanzas y ejemplos sarmientinos y lo demostrado por este equipo de Hockey que reafirman la importancia del esfuerzo personal y otras virtudes antes mencionadas.

Como contraposición y en fecha coincidente con el campeonato de hockey, los porteños vimos como no más de 20 alumnos por Colegio (de los cientos que hay en cada Colegio) de no más de 30 colegios secundarios (de los cientos que tiene Buenos Aires) hacían su demostración revolucionaria por medio de la “toma” de los establecimientos educativos de modo de: a) Impedir a los demás alumnos el derecho a estudiar, b) Impedir a los profesores el derecho a trabajar y, como mínimo, c) Cometer un delito al ocupar un edificio público. 
Los reclamos utilizados como excusa para tanta actividad delictiva, hablaban de la mala situación edilicia y de la imposibilidad de estudiar en ellos.
Al mismo tiempo en que no dejaron entrar a los medios de comunicación a filmar dichas supuestas deficiencias constructivas, vimos como el reclamo del Normal Nº 10, escuela moderna y en perfecto estado de conservación, se refería a que solicitaban que se construya un ascensor para que los alumnos vayan desde la planta baja hasta el primer piso del edificio y a la construcción de un aula para dibujo; en el Nacional Nº 17 el reclamo de una alumna devenida súbitamente en experta ingeniera mencionaba que como había una gotera en el techo, con el tiempo el edificio se derrumbaría. En honor a la brevedad, omitimos continuar colocando el detalle de los risibles reclamos de los alumnos en situación delictiva.

Los padres a cuyos hijos se les negaba el derecho a estudiar, llamaban a las radios o mandaban cartas a los diarios expresando conceptos como “estos que toman los colegios deberían ir con Patricia Sosa a ayudar a los colegios del Chaco para que vean lo que es realmente pasar necesidades educativas y de todo tipo”, “los colegios de Capital, más allá de que les pueda faltar algo, son por lejos los que están en mejores condiciones de todo el país”, “los colegios están en mejor estado que las casas de  muchos de los que reclaman”, “en mi época, el colegio no tenía estufa e íbamos todos los días con la alegría de aprender”, etc., etc., etc.

El Tábano, entonces, considera que nuevamente, y como en muchas otras manifestaciones de la vida política y social argentina, cosas que parecen tener una causa, tienen en verdad otra mucho más profunda y preocupante. En este caso, es una cuestión política. Los jóvenes que toman colegios son en muchos casos activistas políticos de partidos extremistas y en otros tienen la misma tipología del joven al que otros le llenan la cabeza y lo hacen defender causas supuestamente justas que ocultan sus aviesos intereses (¿semejanza con alguna otra época de nuestro país?). De este modo, la protesta se transforma en un objetivo en sí misma, en un objetivo político de estos grupúsculos de incipiente violencia. Ya deja de tener sentido el reclamo por un aula mejor y el sentido pasa a ser el del dominio por la fuerza y el de la expresión revolucionaria.
Así también vimos a estos violentos por los medios de comunicación, que los entrevistan y les dan prensa como si estuvieran entrevistando a Mahatma Gandhi o a Winston Churchill, expresar uno de sus verdaderos motivos que es la destitución del Gobierno local de Mauricio Macri y ensalzar el golpe de estado perpetrado contra Fernando de la Rúa hace uno años.

¿Y las autoridades?. Bien Gracias. El Gobierno de Macri no es capaz de sancionar a 30 jóvenes de 17 años y garantizar que el resto pueda estudiar y trabajar. No hubo una sola apelación al principio de autoridad, al respeto a los mayores, a que las decisiones las debe tomar el gobierno democráticamente electo y no un grupo de insurgentes. Nada. Incluso, la diputada Michetti (sí, la misma que abandonó el cargo de Vicejefe de Gobierno para el cual había sido elegida para ser Diputada, cargo que ahora va a abandonar para candidatearse a Jefe de Gobierno) no tuvo mejor idea que proponer que los alumnos vayan a pintar las aulas y arreglar ellos mismos los colegios. Si verdaderamente los colegios estuvieran en mal estado (hecho que al decir de la Sra. Michetti parece ser así), es el Estado el que tiene que arreglarlos contratando trabajadores idóneos para dicha tarea, que cuenten con experiencia profesional, ART, trabajo pago en blanco, seguros, antecedentes de buenas prácticas laborales, etc. ¿O piensa Michetti tener menores trabajando, en algo que no saben, explotándolos como a esclavos y arriesgándolos a que tengan accidentes sin la cobertura que se le exige a cualquier empresa de Mantenimiento o de Construcción?

Con la luz de tu ingenio iluminaste el saber en la noche de ignorancia,
Por ver grande a la patria tu luchaste, con la espada, con la pluma y la palabra.
Y en su pecho, la niñez de amor un templo, te ha levantado y en él sigues viviendo y al latir, su corazón va repitiendo: Honor y Gratitud al Gran Sarmiento, Honor y Gratitud y Gratitud.