domingo, 7 de agosto de 2011

La Herejía Mayor


No fue el corrupto Carlos Menem, el mismo que ocultó el atentado contra la vida de su propio hijo debido a intereses políticos. No fue el inepto y terco Raúl Alfonsín, el mismo que condujo la Argentina a la mayor pobreza en décadas y que tuvo la soberbia de subirse al púlpito de una Iglesia para defender posiciones políticas. No fue el mediocre Eduardo Duhalde, el mismo que robó los ahorros de miles de argentinos con sus políticas devaluatorias y confiscatorias para transferirlo a grandes empresas que vieron licuadas sus deudas como el Grupo Clarín. No fue el déspota Néstor Kirchner, el mismo que se inventó un pasado para gobernar. No fue la soberbia Cristina Fernández de Kirchner, la misma que hoy quiere hacer creer a los argentinos que este país lanza cohetes al espacio a través de su publicidad de campaña (y de la cual habría muchas cosas más para decir). No fue la madre de terroristas y corrupta administradora de dineros públicos Hebe de Bonafini, la misma que orinó y defecó impunemente dentro de la Catedral Metropolitana. Ni tampoco fue la falsa abuela Estela de Carlotto, la misma que disfrazada con piel de cordero persigue y ultraja a dos personas adoptadas solamente para satisfacer sus intereses políticos y económicos.
No fue ninguno de los cientos de políticos y dirigentes que podríamos seguir enumerando y que tienen ganada su parcela en el infierno gracias a sus mentiras, robos, corruptelas y demás pecados terrenales.

Fue el felpudo, cobarde y falso Daniel Scioli, el mismo que nunca trabajó, que vivió de los dineros de su padre, obtenidos vendiendo electrodomésticos a precios estratosféricos gracias a las limitaciones al comercio interior y exterior que regían en la Argentina; el mismo que lo único que hacía era correr en lancha hasta que se acomodó con el tan justamente denostado Carlos Menem para ser diputado por la Capital Federal; el que luego se acomodó con el enemigo de Menem: Duhalde; y el mismo que luego se acomodó con el enemigo de Duhalde: Kirchner.
Daniel Scioli, aquel que gobierna la Provincia de Buenos Aires y la tiene sumida en la peor de las pobrezas y la inseguridad y que pretende ser reelegido para continuar su obra destructora. El que no tuvo la valentía de contestarle a Kirchner acerca de quien era el que le ataba las manos para luchar contra la inseguridad cuando éste se lo preguntó en público. El que aceptó mansamente que eliminaran de los cargos públicos a sus colaboradores ni bien asumió como Vicepresidente para seguir acomodándose él. El que nunca se juega por nada y que sólo sabe flotar, igual que su lancha.

Fue Daniel Scioli el que publicó en el día de hoy, 7 de agosto, en la página 9 del diario La Nación una publicidad da campaña en la que se lo ve arrodillado y supuestamente rezando ante un supuesto altar y junto a su pareja, la ex - modelo Karina Rabollini (quien hace tiempo trata de tener una imagen como la de Eva Perón, aunque no llegue ni a los talones de la abanderada de los humildes). Y ante esa pose del maquiavélico dúo, el texto de la publicidad parafrasea y distorsiona una de las oraciones más conocidas de la Iglesia Católica: el Credo. En la misma Scioli dice que él cree en Dios (también título de la publicidad), habla del prójimo (al igual que el Evangelio), se vanagloria de sus sufrimientos y sigue utilizando veladamente su accidente para infundir lástima y muestra de un supuesto valor personal y minimiza a Dios, Todopoderoso, al equipararlo a un supuesto interlocutor al que le habla como si fuera el ciudadano y al cual bautiza como todopoderoso.

A raíz de su propia declaración como creyente en Dios, y que utiliza en acciones de campaña política, es que El Tábano quiere referirse a la actitud de este político, pues nada más esperan los votantes que la coherencia entre los dichos y los hechos de sus dirigentes, estamos hablando de Scioli, el mismo que durante años ignoró a su hija extra – matrimonial hasta que terminó aceptándola cuando el hecho se hizo público. Este señor que dice creer en Dios, no solamente infringe el octavo mandamiento (No Mentir), tan vapuleado por políticos de toda laya, sino que, particularmente en esta publicación Daniel Scioli incumple el segundo mandamiento de la ley de Dios (No tomar el nombre de Dios en vano), y Scioli utiliza el nombre de Dios y la oración del Credo para hacer una burda propaganda política.

Ojalá que el Cardenal Bergoglio tome cartas en el asunto y avance con una excomunión contra este falso católico, de la misma manera que la Iglesia excomulgó a Perón por la quema de Iglesias. Ojalá que la ciudadanía perciba el uso de la Religión para fines políticos y también castigue a Scioli en las urnas. Ojalá que Margarita Stolbizer, o Francisco de Narváez o Martín Sabatella, o Adolfo Rodríguez Saa se conviertan en el próximo Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Cualquiera de ellos hará una gobernación mejor que la de Scioli y, sobre todas las cosas, sea cual sea la ideología de cada uno de ellos, no utilizará a la Religión para engañar al pueblo.


El Tábano Libre recomienda leer la publicidad indicada en el diario La Nación del día de hoy para una amplia comprensión de sus objetivos y de este artículo.